Caíste de nuevo en estado febril y algunas palabras se van haciendo comunes en tus viajes introspectivos y así te vas dando cuenta como estás sintiéndote kafkiano, no en un nivel tan extremo como para perder la noción de ti mismo pero lo suficiente como para comenzar a hacerte cargo. Suenan esas palabras como perforándote las sienes, pero al final recuerdas que eres tú en verdad, sin complejidades kantianas ni visiones dantescas, solo jugando a ser complejo.
Al final un té mientras escuchas The Prodigy como el prólogo de un mundo ardiendo, vuelves a ver las estrellas por la noche y yo vuelvo a ser yo.
miércoles, 30 de julio de 2008
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